Recicla-Recupera

Una vez más, paseando por la calle, encuentro un nuevo hallazgo, este mueble de pino macizo abandonado en medio de la acera. Aparentemente es una cajonera con tres cajones, pero en realidad no es un mueble contenedor, los cajones son de pega y el interior es totalmente diáfano. Casualmente, llevaba tiempo madurando la idea de hacerme un zapatero con materiales reciclados y cual fue mi sorpresa al encontrarme este mueble, cuyo fondo, alrededor de 20 cm, es el idóneo para tal finalidad.



Toda la estructura está ensamblada mediante uniones de caja y espiga reforzadas con clavos y los falsos cajones son tableros con el borde moldurado clavados a la estructura. El primer paso fue desmontar todo el mueble y retirar los clavos que más adelante podrían afectar a la madera. A continuación procedí a eliminar con cuchilla el barniz que se encontraba parcialmente desprendido. La idea original era dejar el tono natural del pino, pero lamentablemente tenía una tinte al agua cuya eliminación habría supuesto métodos de limpieza más agresivos, así que descarté la idea inicial. Tras volver a encolar la estructura, apliqué una pintura acrílica mate en color gris, tono que suelo emplear habitualmente, y en el sobre dí un tono más oscuro. Los compartimentos para zapatos los hice de una forma muy sencilla, con una tela de loneta clavada a la estructura, coincidiendo con los huecos de los falsos cajones, dispuesta de forma holgada para depositar los zapatos en diagonal. A dichos compartimentos se accede abatiendo los frentes de los falsos cajones, articulados mediante bisagras. De esta forma he conseguido un mueble único, estéticamente atractivo y funcional.



Con dos tableros recuperados de una base de armario depositada en una cuba de obra y dos ménsulas recuperadas de una fábrica abandonada me he fabricado este perchero para la entrada de casa, un ejemplo muy evidente de reciclaje. Para el acabado me he decantado por una pintura acrílica mate de color gris, dándole un aire provenzal.


Atril de pie recuperado de una fábrica abandonada, de permanecer allí probablemente habría acabado en el chatarrero. Por sus dimensiones no era adecuado para uso doméstico, por lo que se procedió efectuar algunos cambios. En primer lugar se cortaron las patas y parte del soporte que funciona como atril, procedimiento complicado por la dureza del material, acero. A continuación se cortó un trozo de madera, también recuperado de la misma fábrica, donde montar la estructura metálica. El atril presentaba varias capas de pintura verde parcialmente desprendida, así que me decanté por eliminarla mediante decapante, dejando el color natural del metal y sus matices. Por otro lado, a la base de madera le coloqué un listón de base, de forma que el perfil se viera moldurado, y apliqué una pintura de tono similar al acero. Sobre la superficie de la base encolé unas imágenes recortadas de una vieja revista, al igual que el friso. De esta forma se ha adaptado un atril industrial a una función doméstica.


Soy un fanático de los mercadillos y rastros de antigüedades y objetos de segunda mano, nunca sabes con lo que te vas a encontrar. Hace poco encontré esta silla de brazos estilo Luis XV, la cual me sedujo por la belleza de sus formas y proporciones, sin embargo la tapicería y el tono natural de la madera no me gustaron tanto, pero eso siempre se puede variar, y eso fue lo que hice. Tras quitar la tela, apliqué sobre la madera una pintura acrílica mate en varias capas de tonalidad gris, variando ligeramente el tono de color en cada capa. Una vez seca, pasé por toda la superficie una lija de esponja de grano muy fino, de forma que el efecto es como de desgaste, que es lo que quería conseguir. Para el tapizado, elegí una tela muy propia del siglo XVIII, un toile de jouy en blanco y negro, rematando todo el contorno del tapizado con tachuelas, siguiendo modelos similares de sillas originales del siglo XVIII. El resultado, un mueble clásico que encaja en toda clase de ambientes.


Espejo de estilo Jorge II inglés realizado a partir de un marco viejo, recortes de tableros de contrachapado y  un mascarón de resina encontrado en una caja antigua que compré hace tiempo en un mercadillo. Siguiendo en mi línea de no tirar nada, empleé todos esos materiales en la realización de ese espejo, idea que me vino por un espejo similar en el catálogo de Zara Home.


A la izquierda espejo del catálogo de Zara Home y a la derecha espejo original Jorge II h. 1730.

Este tipo de marco es muy simple en cuanto a diseño y ejecución se refiere. Consiste en un marco moldurado rematado en la base y en el copete por una tabla recortada de perfil sinuoso, característica del rococó. Como se ve en la imagen, plasmé el contorno de los remates en una plantilla de cartón y a continuación trasladé dicho contorno a los tableros de contrachapado, recortándolos con una segueta. Una vez encoladas las piezas y lijados los bordes del contorno, procedí a la terminación pictórica, aplicando varias manos de pintura acrílica hasta conseguir una superficie homogénea. Finalmente di la capa de color negro, los detalles en dorado y la capa de barniz en spray, recreando una falsa laca que a su vez se inspira en las lacas orientales.









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